
Hay veces que deseamos tanto algo, que ese algo se termina convirtiendo en una obsesión, hasta el punto en que esa misma obsesión se convierte en una enfermedad y una locura. Es ahí cuando hay que decir basta.
No sabemos cómo empieza, simplemente es algo que pasa, fluye…la obsesión pasa a ser parte de lo cotidiano y nos olvidamos cómo es el acto de respirar, porque solo lo hacemos por inercia, tal vez hasta por despecho. Pero ¿despecho a qué?. Supongo que es despecho a uno mismo. Es decir, llega un punto que la angustia es tan extrema que no respondemos por nosotros mismos, sino que lo hacemos por reflejo, o por qué no por impulsos…. Deberíamos aflojar las obsesiones. JÁ , como si fuera fácil… estaría bueno que sacarse una obsesión, una idea o lo que fuera de la cabeza, sea tan simple como acostarse a dormir después de un día largo y agotador. Pero no, es algo que hay que luchar para olvidar a cada momento, sacarlo cuesta. Siempre las obsesiones quedan, pero está en uno lograr desviarlas del centro de atención y poder pensar en cosas que realmente valen la pena, no en un ideal imposible, en cosas que nos lastiman o lastiman a nuestro entorno. Hay que aprender a respirar por querer hacerlo y no por obligación. Aceptar una obsesión, es el primer paso a decir BASTA… yo la reconocí hace un tiempo largo, me costó y me cuesta pero se que se puede decir basta. Voy a intentar sacarme toda la ranciedad de mi cabeza y empezar a creer en mí. Si otros lo hacen, ¿ por qué yo no?
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